En mi última publicación, animé a las personas a vivir más en el presente. Al principio, este consejo puede sonar vago y común. Vivir en el presente es una mentalidad ampliamente discutida en libros de autoayuda, religiones y psicología. Sin embargo, creo que la mayoría de la gente pasa por alto esta idea y no llega a comprender su verdadero significado.
En esta publicación, me gustaría explorar la idea más a fondo. Personalmente, esta es una de las “mentalidades” que más me ha ayudado a lo largo de la vida. Espero que también pueda ayudar a algunos de mis lectores.
Estar en el presente
¿Alguna vez te has sentado en una habitación solo? ¿Qué sentiste? Probablemente sentiste cómo el tiempo se detenía casi a un punto en el que era incómodo.
Prueba esto por un rato. Experimenta cómo cada instante se siente infinito. ¡Enhorabuena, acabas de aprender a “estar en el presente”! Este es nuestro primer paso hacia vivir en el presente. Sin embargo, los siguientes pasos serán más complejos.
Permanecer inmerso en el presente requiere una gran cantidad de fuerza de voluntad. Para lograrlo, debemos aprender a controlar nuestra atención.
Controlando nuestra atención
Nuestro cerebro está constantemente disparando neuronas. Estos impulsos eléctricos son responsables de todo el pensamiento y otros procesos. El cerebro no puede ser apagado (créeme, morirías). Sin embargo, podemos dirigir nuestra atención hacia áreas particulares de su funcionamiento. Cuando nos centramos en algo, nos aferramos a esos pensamientos.
Aferrarse a los pensamientos significa invertir emocionalmente en ellos o permitir que dominen nuestra atención. Es como quedar atrapado en un bucle mental, donde reproducimos o elaboramos un pensamiento en particular una y otra vez.
Dependiendo de tu personalidad, tu atención se inclina hacia determinados tipos de pensamientos. Por ejemplo, las personas deprimidas se centran en pensamientos preocupantes sobre el pasado. Por el contrario, las personas ansiosas se involucran con pensamientos sobre un futuro incierto.
Aferrarse demasiado a nuestros pensamientos puede ser potencialmente abrumador. Comúnmente llamamos a esto “sobrepensar”. Este fenómeno ocurre cuando nos desconectamos del presente y nos perdemos en nuestra cabeza.
Reconectando con el presente
La única forma de escapar de nuevo al presente es soltar el pensamiento. Esto es más fácil decirlo que hacerlo. Dependiendo de la situación o la personalidad, puede ser bastante desafiante. Tómate tu tiempo.
Un truco que yo uso es moverme físicamente. Hay un dicho que dice que “no se puede gobernar la mente con la mente”. Una vez que tu atención está atrapada en un pensamiento, luchar con más pensamientos es contraproducente.
Reconectarse con el presente es muy importante. Los humanos tendemos a perdernos en los pensamientos con bastante frecuencia (al menos yo lo hago). Entonces, ¿cómo se practica esto? ¿Podemos volvernos mejores en ello?
Sí, podemos. La forma más efectiva (y estudiada) de aprender a controlar nuestra atención se llama “meditación”.
Meditación / Mindfulness
¿De verdad? ¿Meditación? Sí, olvida todo lo que sabes sobre meditación y sigue leyendo.
La meditación es la práctica de notar tus pensamientos y dejarlos ir. Así de simple. No se requieren palabras elaboradas, técnicas o seminarios.
Puedes practicar la meditación de muchas maneras: meditación en silencio, meditación guiada, meditación con los ojos abiertos, meditación en movimiento…
La lista es interminable, hay infinitas maneras de meditar. La única clave es permanecer desapegado de tus pensamientos. Al hacerlo, estás entrenando tu atención para llevarse bien con la naturaleza “fluida” de tu cerebro.
Prueba esto durante 5-10 minutos. Te sorprenderá lo difícil que es no involucrarte con los pensamientos.
Nuestras mentes están diseñadas para pensar constantemente, lo que hace que sea un desafío simplemente observar los pensamientos sin involucrarse. Es normal “perderse en los pensamientos” durante la meditación. De hecho, ese es el propósito de la práctica: perderse y volver al presente. Con suficiente práctica, te resultará más fácil dejar ir los pensamientos y, por lo tanto, vivir en el presente.
Pero, ¿por qué el presente?
¿Por qué centrarse en el presente?
Puede que te preguntes por qué deberíamos priorizar el presente sobre los recuerdos del pasado o los planes futuros. Desglosemos por qué el momento presente es singularmente valioso y cómo las perspectivas pasadas y futuras a veces pueden engañarnos.
El pasado es una ilusión
El pasado es solo un reflejo de cómo era el mundo hace X tiempo. Es una instantánea de un mundo que ya no existe. De hecho, no es ni siquiera una instantánea precisa. A menudo romanticizamos nuestros recuerdos o recordamos mal detalles. Por lo tanto, el pasado que recordamos se aleja cada vez más de lo que alguna vez fue real.
Por eso, no es muy sabio pasar mucho tiempo centrado en pensamientos del pasado.
(Esto podría cambiar si de alguna manera inventamos los viajes en el tiempo)
El futuro es una fantasía
El futuro es un producto de nuestra imaginación. Es una predicción ingenua de cómo sería el mundo. La mayoría de esas predicciones nunca se concretarán. Hay un número infinito de caminos que podría tomar tu vida. El universo es simplemente demasiado complejo e incierto para que nosotros, los humanos, lo comprendamos.
Similar a preocuparnos por el pasado, tu cerebro puede a veces fantasear. Sin embargo, no es muy sabio vivir en esas realidades imaginarias.
El presente es lo único que tenemos
El presente es la única respuesta. Este mismo segundo es el único momento en el tiempo que podrás controlar.
Tu presente es solo tuyo. Cada momento es único. Nadie podrá experimentar lo mismo que tú. Permítete disfrutarlo.
A veces, el presente puede ser doloroso y podríamos sentir la tentación de escapar. Está bien, todos lo hacemos. Sin embargo, encontrar comodidad en el pasado o fantasear no cambiará tu presente.
Tómate tu tiempo, encuentra la fuerza y enfrenta la realidad. La única manera de crear recuerdos positivos es actuar ahora. El tiempo seguirá pasando y el dolor se desvanecerá. Este proceso es lento pero altamente gratificante. Cada segundo puede acercarte o alejarte de la vida que deseas. Elige sabiamente y sé amable contigo mismo.
Conclusión y práctica
Vivir en el presente es una mentalidad poderosa que puede transformar tus experiencias diarias. Los beneficios incluyen menos estrés, mayor felicidad y una vida más plena. En general, te sentirás más presente aquí y ahora. Recuerda, el momento presente es tu punto de poder, úsalo sabiamente.
Antes de concluir la publicación, me gustaría compartir algunas formas de poner estas ideas en práctica.
Primero y ante todo, la meditación. Practícala por una semana. Prueba diferentes métodos, estrategias, horarios. Encuentra lo que funcione para ti. Hacer de esto una práctica regular podría traer enormes beneficios a tu vida.
En segundo lugar, simplemente relájate, vive mas lento. La vida es más fácil cuando no la apresuras. No hay diversión en tener todo instantáneamente. Disfruta del proceso necesario para crear y lograr. Siente cada segundo pasar. Cuando domines esto, la vida se volverá mas fácil.
Evita que tu mente se aferre al pasado o se preocupe por el futuro. Mantén tus pies en el presente.
Gracias por leer.
Lectura adicional
Lecturas recomendadas en ningún orden en particular. Estas son las tres que me vinieron a la mente.
- Siddhartha de Hermann Hesse. Una novela sobre el autodescubrimiento espiritual. Explora el camino de encontrar uno mismo y vivir en el presente.
- El poder del ahora de Eckhart Tolle. Una guía para la iluminación espiritual. Enfatiza la importancia de vivir en el momento presente y trascender los pensamientos del pasado y del futuro.
- Alan Watts (cualquier cosa, realmente). Un filósofo conocido por sus explicaciones atractivas de la filosofía oriental y la vida en el presente.