Es simple. No me gustan las distracciones. Tengo un teléfono para asuntos sociales y otro para herramientas y productividad.
Disfruto de mi tiempo a solas. Lo uso para construir castillos en mi mente, hechos de ideas. Pero estos castillos de ideas son frágiles. Se necesitan horas para crear uno. Luego suena mi teléfono, y todo se derrumba. El caos del mundo se precipita. Redes sociales, mensajes, correos electrónicos. No estoy en contra de socializar. Pero el tiempo de calidad a solas es importante para mí.
Se necesita un enfoque profundo para construir estos castillos mentales. Y una vez construidos, es cuando ocurre la magia. Con las ideas ordenadas, puedo podar las ramas podridas. Regar las raíces con nuevas perspectivas. Este mantenimiento mental me mantiene cuerdo. El mundo es caótico. Puede empujarte a donde no quieres ir.
Así que sé amable contigo mismo. Crea espacio para la soledad. Protege el santuario de tu mente. Nutre tu mundo interior con el mismo cuidado que le das a tu espacio físico. Esta compasión hacia uno mismo no es egoísta. Es esencial. Te mereces la tranquilidad para pensar, crear, simplemente ser.
Mantén ordenados tus mundos interior y exterior. Puede que dos teléfonos no sean lo tuyo. Pero espero que estos pensamientos despierten tu curiosidad. Si resuenan contigo, juega con ellos. Construye tu propio castillo de ideas.