Érase una vez un joven de 17 años con una gran pasión por los ordenadores. Este joven ya tenía algunos conocimientos básicos de programación, pero quería saber “cómo programan los adultos en el mundo real”. Con este objetivo, decidió pasar todo un verano estudiando el bootcamp de desarrollo web de IronHack.
Lleno de entusiasmo, nuestro chico iba completando una a una todas las lecciones del curso e incluso, a veces, pedía más a sus profesores. Durante este curso, conoció a grandes personas que después de un tiempo le ayudarían a conseguir su primer trabajo en Redradix. En este punto, nuestro joven había cumplido su objetivo inicial, pero la aventura no hacía más que empezar.
Con este nuevo trabajo, nuestro chico empezó a desarrollar aplicaciones con los adultos, de ellos aprendió a pensar en una mejor manera de hacer las cosas y a seguir aprendiendo. Commit tras commit, tarea tras tarea, sin darse cuenta, nuestro joven ya estaba liderando proyectos, completándolos con una sonrisa en la cara y disfrutando del proceso.
Todo iba genial, hasta que en un momento empezó a notar la monotonía de su trabajo, todo le resultaba fácil y no encontraba nuevos retos que le ayudaran a crecer. Desde este momento, nuestro joven reconoció que su aventura en Redradix había terminado. Lleno de tristeza, se despidió de esta etapa que le ayudó a crecer personal y profesionalmente. Ahora era el momento de buscar nuevos retos que pudieran satisfacer su curiosidad.
En busca de aventuras, nuestro aventurero decidió tomar una de las decisiones más locas de su vida, quería mudarse fuera de España y trabajar desde allí. Después de algo de planificación, cumplió su objetivo y procedió a mudarse a Berlín, donde le esperaban para trabajar en Airsiders.
Por el momento, esto es todo lo que sabemos de nuestro joven. Hoy en día, está en territorio alemán, viviendo su aventura, recordando lo lejos que le ha llevado la curiosidad y lo afortunado que es por poder cumplir sus sueños día a día.
Continuará…
PD: No puedo expresar con palabras lo mucho que aprecio a todas las personas que confiaron en mí y me acompañaron en esta aventura. Os prometo que voy a seguir creciendo personal y profesionalmente y en el futuro espero que nuestros caminos se crucen de nuevo, y estéis orgullosos de mí y de mi progreso.