La vida se trata principalmente de decisiones, cada día nos enfrentamos a muchas decisiones como qué ponernos o qué medio de transporte usar para ir al trabajo. El hecho de que vayamos a enfrentar muchas decisiones es inevitable. Si eres una persona indecisa, es posible que hayas pensado en retrasar infinitamente tu decisión o, peor aún, hacer que otros decidan por ti. Eso es contraproducente en su raíz porque las decisiones son esencialmente un mecanismo que nos permite elegir lo que creemos que es mejor para nosotros. Por nuestro propio bien, debemos aprender a tomar decisiones que nos beneficien.
Ahora bien, tomar decisiones es bastante difícil, a menudo hay muchos factores que debemos tener en cuenta antes de tomar una decisión. Cuando el número de factores en competencia es demasiado grande, podemos terminar en un estado de “parálisis por análisis”, que es esencialmente quedarse bloqueado y no saber qué decidir. Otros factores que causan la “parálisis por análisis” son el miedo a equivocarse o sentirse incómodo con la incertidumbre de tu decisión.
Mi objetivo con este artículo es explicar algunos trucos que pueden ayudarte a superar la “parálisis por análisis”. Primero, necesitamos entender qué es la “toma de decisiones”.
En palabras simples, la toma de decisiones es el proceso de reducir una lista de opciones a solo una.
Sabiendo esto, podrías imaginar que cuanto mayor sea el número de opciones, más difícil será decidir. La mayoría de las técnicas de toma de decisiones abordan formas de descartar opciones rápidamente para que te quedes con una lista de 2-3 opciones.
Si estás en el punto en el que eres incapaz de tomar decisiones, o las piensas demasiado, tienes que acostumbrar a tu mente a tomar decisiones. Para hacerlo, debes comenzar tomando decisiones triviales sin pensar en absoluto (usa tu intuición). Algunos ejemplos de esto podrían ser: elegir un programa de Netflix que te atraiga sin leer reseñas, elegir un restaurante al azar para almorzar, dar un paseo sin elegir una ruta específica, etc. Todas estas decisiones tienen en común que el costo de fallar en ellas es insignificante, como máximo, podrías perder algo de dinero o tiempo, pero eso es completamente natural, no tienes que tomar decisiones perfectas todo el tiempo. Recuérdate a ti mismo, eres humano y los humanos a veces fallan.
Otra cosa que personalmente me gusta hacer es analizar la importancia de las decisiones. Por ejemplo, decidir qué ponerme para ir a comprar comestibles no tiene tanta importancia en comparación con elegir la empresa para la que quiero trabajar. Al hacer esta comparación, me quito un peso de encima y tomo la decisión más relajado. También me recuerda que he tomado decisiones más difíciles en el pasado, y no es para tanto. Además de este consejo, tomar un descanso también ayuda mucho a ver las cosas desde una perspectiva diferente.
Como último consejo, diré que una buena manera de evitar pensar demasiado una decisión es establecer una fecha límite. Supongamos que tienes que decidir dónde irás en tus próximas vacaciones, podrías darte una semana para decidir a dónde vas y tal vez una semana extra para planificar las cosas con anticipación. Al hacer esto, estás limitando tu tiempo de “pensar demasiado” y creando una sensación de urgencia y presión, lo que te hace pensar más rápido.
En conclusión:
- Las decisiones son inevitables, y debes enfrentarlas por ti mismo. Puedes tomar ayuda externa, pero al final la responsabilidad es tuya.
- Pensar demasiado una decisión puede hacerte quedar paralizado y no poder decidir.
- Para acostumbrarte a decidir más rápido, debes tomar decisiones triviales sin pensar. A veces fallarás, pero te ayudará a generar confianza en tus decisiones.
- Analiza el impacto que esta decisión va a tener en tu vida, la mayoría de las veces le damos a las decisiones más importancia de la que merecen.
- Cuando te encuentres pensando demasiado una decisión, establece una fecha límite para decidir.
Gracias por leer, escribiré otro artículo sobre cómo tomar mejores decisiones la próxima semana.